El
marco teórico se refiere a todas las fuentes de consulta teórica de que se
puede disponer sobre el problema a investigar. En general es de donde se alimentará
de información el inicio de la investigación para ir dándole forma a lo que
pretendemos hacer.
1.
Busca inspiración
Si
no te ha quedado muy claro lo que debes hacer, puedes comenzar a revisar y leer
el marco teórico de trabajos con temática similar a la tuya. Esto puede ayudarte
a familiarizarte con la forma en que otros autores han construido y
estructurado su marco teórico, además de conocer lo que se ha investigado (y lo
que no) sobre tu campo de estudio. Recuerda que te servirá para aportar ideas
¡no para copiar! y si utilizas alguna referencia del estudio, no olvides citar
correctamente al autor.
2.
Crea un mapa conceptual
Un
mapa conceptual es una técnica de representación gráfica que se utiliza para
relacionar palabras y conceptos (Moreira, 2005). Puedes utilizar aplicaciones
como Canva, Bubbl Mindnode, Miro, MindManager, o simplemente con lápiz y papel.
No te olvides de partir de lo más general a lo particular, es decir que debes
dividir tu marco teórico en temas y conceptos en orden jerárquico, abarcando
desde los elementos más generales hasta llegar a los más específicos. Esto te
permitirá poder relacionar cada concepto entre sí y tener una visión más clara
de la distribución de la información cuidando siempre la coherencia y
secuencia.
3.
Revisa y selecciona la literatura
Comienza a buscar fuentes bibliográficas fiables sobre tu tema de investigación. Pueden ser libros, entrevistas, tesis, informes, ponencias, artículos, entre otros. Además de acudir a la biblioteca de tu universidad, puedes utilizar herramientas de búsqueda especializadas en bibliografía científico-académica. El más conocido es Google Académico, pero puedes utilizar otras plataformas con revistas académicas online, pero si requieres algo más concreto, te recomendamos visitar SCImago Journal Rank donde podrás encontrar las revistas académicas mejor valoradas.
4.
Bibliografía actualizada
Dependerá
del tema de tu investigación, pero procura que tus fuentes estén lo más
actualizadas posibles. En los buscadores de bibliografía académica puedes
filtrar los artículos y estudios por fecha de publicación, te servirá también
para mantener un orden cronológico de tus fuentes.
5.
Subraya y apunta todas tus ideas
Cuando
comiences a leer la selección que hiciste de tus fuentes, es importante que
hagas apuntes y subrayes sobre los apartados que sean importantes para tu
estudio. No importa si después no lo incluyes en tu escrito, lo importante es que,
a la hora de escribir, puedas revisar tus fuentes y sea más práctico.
6.
Utiliza gestores bibliográficos
Los
gestores bibliográficos son herramientas que te permiten organizar la
bibliografía de tu proyecto. Puedes crear una biblioteca para dividir tus
fuentes en carpetas, subrayar o realizar notas sobre los textos. Son fáciles de
descargar y utilizar, te ayudarán a poner orden a tus archivos digitales y
agilizarán tu trabajo. Existen muchos gestores pero los más conocidos son
Mendeley, Zotero y Citavi.
7.
¡Comienza a redactar!
Los
temas y conceptos más relevantes de tu estudio deben quedar muy bien explicados
y desarrollados. Puedes imaginar que estás escribiendo para alguien que no sabe
absolutamente nada de tu tema por lo que será necesario brindar a tu lector
toda la información necesaria para que pueda comprender tu investigación. No
olvides citar correctamente todas las fuentes que consultes y que incluyas en
tu trabajo.
8.
Calidad vs cantidad
No
existe una cantidad mínima o máxima en cuanto a la extensión del escrito del
marco teórico, pero debes saber que mientras más conciso sea, mejor. No por
rellenar páginas vas a incluir conceptos o teorías que no resulten pertinentes
para tu investigación. Prioriza el contenido antes que el número de páginas.